domingo, 18 de diciembre de 2011

¿Y yo que se ?: FELIZ NAVIDAD

¿Y yo que se ?: FELIZ NAVIDAD: Cuando hoy he abierto el blog y me he encontrado 2675 visitas, he tenido un subidón tremendo. Hace poco más de un año que lo comencé, la úni...

jueves, 15 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD

Cuando hoy he abierto el blog y me he encontrado 2675 visitas, he tenido un subidón tremendo.
Hace poco más de un año que lo comencé, la única publicidad de mi lugar, la hacéis vosotros y ¡qué maravillosos sois!. No solo he crecido de forma espectacular,en números, lo mejor es que la mayoría sois visitantes de calidad. De los que vienen y leen no, de los que pasan de puntillas.
Quería agradecerlo de alguna forma y, he pensado en enviar los primeros capítulos de mi nueva novela a quien lo desee. Solo tenéis que pedírmelo en mi correo y os lo mandaré en un archivo pdf.

Mi correo personal es;
fecarsanto@hotmail.com

¡MUCHAS GRACIAS A TODOS Y FELIZ NAVIDAD!

jueves, 8 de diciembre de 2011

¿Y yo que se ?: RELATOS DEL VIENTO

¿Y yo que se ?: RELATOS DEL VIENTO: HUMANA CONTRADICCIÓN Navidad fría El abuelo, con un gesto brusco, alzó sus delgadas piernas retirando las sábanas, mantas y ed...

jueves, 1 de diciembre de 2011

RELATOS DEL VIENTO

      HUMANA 
CONTRADICCIÓN

     Navidad fría

El abuelo, con un gesto brusco, alzó sus delgadas piernas retirando las sábanas, mantas y edredón que le protegían del frío. Abandonó la cama con prisa. Sobre el pijama se acomodó el gabán, caminó con premura en busca del retrete, que como todas las mañanas, le aguardaba helado. Levantó la tapa del inodoro y, una nube de vaho recibió la caliente meada contenida durante la noche.
Ya en la cocina, puso al fuego el cazo de la leche para el desayuno, entre tanto, fijó su vista en su vivienda. Paredes escasas de pintura, muebles que conocieron tiempos mejores…
─¡Coño, la leche! ─con gran destreza separó el recipiente que apenas contuvo el golpe del líquido al romper a cocer.─ Me descuido y la preparo.
En una bandeja metálica, situó un tazón de porcelana colmado de leche con café soluble y unas galletas. Se dirigió a la salita.
Cincuenta años contemplaban la casa. Treinta desde la muerte de su mujer, y veinticinco de la marcha del último de sus tres hijos; ya se sabe: el casado, casa quiere.
Las vicisitudes de la vida, los trabajos, las distancias, y ¿por qué no? El carácter independiente de él mismo; hicieron de la casa familiar; su castillo de recuerdos, su refugio solitario, su atalaya de consuelo.
Nunca se sintió solo. Paraba poco en casa. Todos los días alternaba con conocidos y no sentaba el culo más que para comer y dormir. Pero los años no perdonan, van apilándose. En verano cumplió ochenta y seis, aunque él no se encontraba mal, los achaques le metían el miedo en el cuerpo, y a ratos, deseaba compañía. Ahora, no como antes, las visitas esporádicas de hijos y nietos, no constituían un castigo a recibir. Ahora las buscaba. Le gustaba que de vez en cuando, le atendieran, le mimaran, incluso, que alguna vez, le regañaran, pero, eso sí, curada la nostalgia; cada uno a su casa, que el buey solo, bien se lame. ¡Que contradictorio!
La mañana del veinticuatro de diciembre saludaba como siempre: fría. En la habitación de la televisión, donde el hombre hacía vida diaria, un pequeño calefactor unía su fuerza con el brasero eléctrico, este, se escondía bajo la camilla, tras las faldillas oscuras que decoraban la mesa. Entre ambos mantenían una temperatura apacible en la estancia. Estos aparatos serían sus armas para combatir el duro invierno. Con ellas, conseguiría caldear la casa, bueno, parte de ella. El resto de las dependencias se convertían durante la larga estación, en trozos de calle sotechados.
Hoy, como un exceso ─habitual todos los años por estas fechas─ prendió una gran estufa de gas y abrió las puertas de todas las habitaciones para templarlas. Hoy la casa recibía. Hoy, como todas las navidades, esperaba visita. Los tres hijos con sus consortes, y diez nietos, alguno de ellos, es posible, que traiga a su novieta.
Esta noche, la casa, recuperará la magia de la vida. Risas, lloros; discusiones, complicidades; besos, polémicas… Chistes sobre el frío que invade el baño, risas sobre las espontáneas resurrecciones de bombillas flojas que, de pronto, vuelven a brillar.
Un corto tiempo donde “el agüelo” compondrá su pose más cascarrabias con los nietos y su cara más vulnerable con los hijos. Un corto tiempo, en el que se sentirá inmensamente feliz.
Así pasa la nochebuena, así transcurre la comida de navidad.
Después del café; maletas, apremios, besos y saludos. Cada uno de los moradores ocasionales de la casa, preparará sus trastos para la vuelta a sus respectivos hogares.
El hombre, ya solo, apaga la gran estufa de butano, se asoma al cristal empañado de la ventana de la salita. En la calle, un manto blanco y brillante denota la baja temperatura a la vez,  decora los tejados de sus vecinos. La calzada y aceras húmedas, reflejan la tenue luz de las farolas. Un pensamiento llena la mente del hombre:
“Bueno, cada mochuelo a su olivo”
Se colocó el abrigo y con paso menudo se encaminó al wáter. En voz alta, como si la casa pudiera oírle, informó:
─Tanta paz lleven, como descanso dejan

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domingo, 27 de noviembre de 2011

¿Y yo que se ?: RELATOS DEL VIENTO

¿Y yo que se ?: RELATOS DEL VIENTO: INDICE PROTEGIDOS GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. http://fecarsanto.blogspot.com/2011/11/relatos-del-viento.html EL PARADO CRISIS ECONÓMICA ESPAÑO...

domingo, 20 de noviembre de 2011

jueves, 17 de noviembre de 2011

RELATOS DEL VIENTO








EL PARADO







CRISIS ECONÓMICA ESPAÑOLA
                  AÑO 2011










Una persiana, de péuvece mal cerrada, convertía los primeros rayos de sol, en una cuadrícula luminosa proyectada en la colcha de la cama. La oscuridad se diluía lentamente y el bulto de la cama iba tomando forma. El olor a cacao caliente, preparado por su madre, traspasaba puertas y tabiques. El sonido del agua en el water, daba cuenta del padre aseándose para ir al trabajo. Los cientos de golpes y choques entre libros, estuches y lápices, advertían que la nena, su hermana pequeña, se preparaba para acudir al colegio. Abrió los ojos y respiró fuerte.
 “Otro día comenzaba, quizás hoy, encuentre algo”
Todas las mañanas, desde hacía tres años, se decía lo mismo, pero nunca salía nada. Ni para él ni para ninguno de los cinco millones de parados. Abandonó la cama, cinceló una sonrisa simulada en su boca y se encaminó a la cocina.
Por el pasillo escuchó cerrar la puerta a su padre, llevaba prisa para incorporarse al trabajo, como casi siempre, iba sobrado de tiempo, le gustaba fumarse un cigarro y conversar con los compañeros en la puerta del taller, antes de comenzar la jornada.
Ya en la cocina, tomó el desayuno sintiéndolo como algo prestado, algo a lo que no tenía derecho. Su madre, cariñosa especialmente con él, le indicó la mesita de la entrada.
─ Papá te dejó ahí cinco euros ¿necesitas más?
─ Mamá, tengo veinticinco años ─ su voz dejaba un poso de amargura ─ ¿qué hago mal?
─ Tranquilo hijo, vendrán tiempos mejores ¡ya lo verás!
─ ¿Cuándo? Cuando sean mis hijos los que me den la propina. Si es que alguna vez me planteo tenerlos, ¡a este paso…!
La mujer reparó en su sonrisa forzada convertida en una mueca derrotista y optó por zanjar el tema.
─ ¡Venga apura! Lleva a la niña al cole que vais a llegar tarde.
Por el camino repasó las rutinarias tareas que hacía todos los días: acompañar a su hermana; pasarse por el polígono, por si caía algo; ir a la biblioteca, allí los periódicos son gratis, para leer los anuncios de trabajo; acudir a la oficina del paro en busca de alguna utópica oferta. Por fin, volver a recoger a la niña y llevarla a casa a comer.
En la verja de la escuela, con un beso, despidió a su hermanita. Hoy cambiaría su automatismo. Regresó sobre sus pasos y se encamino al Instituto Nacional de Empleo.
Mientras caminaba recordaba dichos y redichos: «”Dios aprieta, pero no ahoga” “Siempre que llueve, escampa” “Todos los días sale el sol”»
Era una mañana fría y ventosa. En la puerta del edificio se agolpaban, en una larga cola, decenas de  parados. Las caras destempladas resistían estoicas los embates del viento. El aire arrancaba alguna lágrima de los ojos, pocas, la mayoría de los llantos de aquellas gentes eran internos; eran lloros para dentro de su propio alma, anegado, este sí, de lágrimas desesperanzadas y una vergüenza absurda por no poder sentirse útiles.
Ocupó su lugar en la fila con la certidumbre de que hoy… tampoco. Había tomado conciencia de su estigma, él, como ellos, era otro parado.
Era otra persona más que arrastraba sus quimeras pasadas para masticar su presente en espera del futuro. Un futuro asesinado por políticos y banqueros, mercenarios de magnates homicidas de ilusiones.

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jueves, 10 de noviembre de 2011

¿Y yo que se ?: LIBRERIA

¿Y yo que se ?: LIBRERIA: ...hay otros autores... ...hay miles de relatos esperando que tu los leas.. ENCUENTRA LA LIBRERIA MAS PROXIMA A NOSOTROS, LEE Y ESCRIBE L...

domingo, 6 de noviembre de 2011

¿Y yo que se ?: RELATOS DEL VIENTO

¿Y yo que se ?: RELATOS DEL VIENTO: PROTEGIDOS GUERRA CIVIL ESPAÑOLA La noche ya cubría las vergüenzas de España; era el verano de mil novecientos treinta y ocho. Un chaparrón ...

jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Y yo que se ?: AGRADECIMIENTOS

¿Y yo que se ?: AGRADECIMIENTOS: “Algo escrito y no leído es papel muerto, corrompido.” Cada vez que alguien me lee ¡vivo! Cada vez que alguien me lee… resucito ¡CADA DÍ...

RELATOS DEL VIENTO

PROTEGIDOS
GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
La noche ya cubría las vergüenzas de España; era el verano de mil novecientos treinta y ocho. Un chaparrón refrescaba las calles polvorientas y pedregosas de mi pueblo.

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jueves, 27 de octubre de 2011

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: Hola amigos: Me dirijo a los más de dos mil trescientos lectores de "LOS NUDOS DEL HAMBRE" y a los futuros, que han de venir. Ha sido un...

los nudos del hambre


Hola amigos:
Me dirijo a los más de dos mil trescientos lectores de "LOS NUDOS DEL HAMBRE" y a los futuros, que han de venir.
Ha sido un placer compartir con vosotros casi un año, espero que mis nuevas novelas o casi, sean seguidas con el mismo afecto.
En breve comenzaré con una serie de manuscritos independientes entre sí, pero todos ellos ligados por una palabra. SENTIMIENTO.
Al conjunto quiero llamarlo "RELATOS DEL VIENTO"
Cuento con vosotros a la vez que reitero mi agradecimiento.

fecarsanto

domingo, 23 de octubre de 2011

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: epílogo FRAGMENTO L EL PODER DEL HAMBRE II Como en otros tiempos, la lujosa suite del hotel londinense acogía una reunión de alto nivel,...

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: EL HOMBRE CUERDO FRAGMENTO XLIX Dieciocho meses después... El yate de lujo atracó suavemente en el puerto deportivo de Palma de Mallorca, ...

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: EL DIOS LOCO FRAGMENTO XLVIII El reloj no tenía oficio, el tiempo carecía de sentido. ¿Cuánto había pasado desde que Fausta y los demás...

jueves, 20 de octubre de 2011

los nudos del hambre

epílogo

FRAGMENTO L

EL PODER DEL HAMBRE II


Como en otros tiempos, la lujosa suite del hotel londinense acogía una reunión de alto nivel, todos los presentes se conocían, estaban esperando al hombre contacto preparado por Masud, como sustituto del desaparecido Stanley y, sobre todo, deseaban conocer al nuevo “iluminado”, el faro que alumbraría a los desarrapados en pro de los intereses de los allí reunidos.
La puerta se abrió, dos hombres jóvenes, excelentes en su atavío atravesaron el umbral, uno de ellos empujaba una silla de ruedas, misteriosamente silenciosa, transportaba al que llevaba la voz cantante, detrás, una religiosa.
La voz de León dominó toda la estancia:
- Esta es Sor Fátima, la madre de los pobres, la esperanza nueva de los desesperados.




EL CAMPO II


En la espesura de la selva amazónica, como por sorpresa, se abre un gran claro.
Cuatro niños abren los ojos como platos, huyen del hambre y de las guerras que asolan su aldea, plantados, miran fijamente el letrero de la entrada, signos dibujados, ellos no han tenido tiempo de aprender a leer.


CAMPO DE LA ESPERANZA


Desde el quicio de la puerta, una mujer enorme con voz de pito les llama:
- ¡Entrad ya! Venid con Fausta... ¡tenéis una cara de hambre que no os laméis!

 fragmento L

borrador finalizado el
29/11/07
félix carbajosa santos


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¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: LA EXPLOSIÓN FRAGMENTO XLVII El coche había sobrepasado ya las primeras calles del pueblo, la niebla y el frío tomaban los cristales, la ...

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: LA ESPOLETA FRAGMENTO XLVI La noche medinense recibía por dos de sus entradas la mecha y el fósforo. La carretera de Salamanca, que lleva...

domingo, 16 de octubre de 2011

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: LA HUIDA III FRAGMENTO XLV El testimonio de Fausta puso de luto el ánimo de Abul, por primera vez en toda su existencia tenía la se...

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: LA HUIDA FRAGMENTO XLIII La carrera del espía se detuvo bruscamente, primero los pinos se fueron separando, abriendo el horizonte cada vez...

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: LA HUIDA FRAGMENTO XLIII La carrera del espía se detuvo bruscamente, primero los pinos se fueron separando, abriendo el horizonte cada vez...

jueves, 13 de octubre de 2011

los nudos del hambre

EL HOMBRE CUERDO

FRAGMENTO XLIX

Dieciocho meses después...
El yate de lujo atracó suavemente en el puerto deportivo de Palma de Mallorca, el hombre que descendió ocupó la silla de la terraza que acababa de abandonar, alevosamente, su ocupante, dominando la bocana del puerto, se deleitaba con la entrada y salida de elitistas naves, era la única parte del país que mantenía la bonanza tras los acontecimientos pasados, más de diez millones de “sin papeles” tuvieron que ser legalizados, además de esta medida sin precedentes, la herencia de los atentados terroristas de las calles, disminuyó ampliamente,  el nivel de vida de los españoles “antiguos”, equiparándose a los nuevos ciudadanos, es decir, bajando el rasero considerablemente, del denominado estado del bienestar.
El gobierno demócrata no aguantó la presión, interna y externa, a la que fue sometido, formándose una junta gestora de urgencia, en principio para tres meses ¡ya se perpetuaba año y medio!
 Esta junta tuvo que abolir algunos derechos, ¡casi todos! Por el bien común.
Mal está decirlo pero a él, a José Antonio Alaguero, le había ido bien.
Ahora acudía a la primera cita con su mentor desde que accediera al cargo de jefe superior de la inteligencia española, sus logros fueron breves pero vitales en la resolución de los sucesos, inspector al mando de las detenciones de Gamal Said y el famoso presentador Ismail Blanc, ambos acusados de idear y perpetrar actos terroristas con victimas, no pudo sentar a ninguno de los dos en el banquillo, porque ellos mismos se envenenaron al sospechar que iban a ser detenidos, también, entre sus logros, descubrió que la asesinada, Margarita Moral, secretaria del antiguo director del departamento de inteligencia, era un topo que trapicheaba con documentación del centro, no pudo dar a conocer al autor del homicidio, los secretos de estado son así ¡sería contraproducente!
Favor con favor se paga
Con el que ahora tendría una charla le encumbró, le proporcionó pruebas suficientes para resolver los casos que le llevaron a la poltrona, justo es, que ha cambio, él quitara del medio a la única persona que podría perjudicarle.
Jacobo Dávila, desde hace un año presidente del gobierno en funciones, y único político reconocido como capaz de devolver las cosas a su sitio, no le tembló la mano, aunque tuviera que abandonar su retiro bienhechor como director de la ong H.E.Fron. Fue el único que bajó hasta la mierda, que lloró con los supervivientes de los desheredados.
Él prometió una solución y la estaba dando, eso si, despacio, todo a su tiempo.

fragmento XLIX

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¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: L A MADRE SUPERIORA FRAGMENTO XLII El murmullo sordo del invernizo pinar castellano acompañaba en su huida a Stanley, la negrura del cielo...

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: EL CEBO FRAGMENTO XLI En la oficina de Inteligencia, el alud de la noticia de Gamal había enterrado cualquier hilo conductor de la trama,...

domingo, 9 de octubre de 2011

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: H.E.Fron. FRAGMENTO XL Una llamada rompía la tranquilidad de la secretaria de guardia de la ONG H.E .Fron. , el saludo de cortesía atend...

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: EL ÚLTIMO MÁRTIR FRAGMENTO XXXIX La llegada de Samuel, como siempre discreta, rompió las cavilaciones de León, despidió a su hermana que ...

jueves, 6 de octubre de 2011

los nudos del hambre

EL DIOS LOCO

 FRAGMENTO XLVIII

 El reloj no tenía oficio, el tiempo carecía de sentido.
¿Cuánto había pasado desde que Fausta y los demás se fueron? No le importaba.
Su mente transitaba por estados de euforia extraños:
“Todavía mando yo, se como arreglarlo, no dependo de nadie”
Y regresaba a una agónica depresión:
“Soy el timador timado, un juguete de plástico ya utilizado, roto, y no soy reciclable”
La otrora mente prodigiosa, enviaba mensajes enfermos mezclando lecturas cristianas de las Crónicas de Alfonso III, con las musulmanas de Nafh al-tib de Al-Maqqari, recitando una versión duplicada de la batalla de Covadonga.

“... las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Virgen Santa María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que disparaban y mataban a los caldeos. Y como Dios no necesita lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los cristianos salieron de la cueva... y allí mismo fue al punto muerto Alqama y ciento veinticinco mil caldeos...”

“... se levantó en tierras de Galicia un asno salvaje llamado Pelayo... los árabes atacaron obligándole a refugiarse en una cueva con trescientos de sus hombres... fueron muriendo de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta hombres y diez mujeres... los musulmanes los despreciaron diciendo: Treinta asnos salvajes, ¿qué daño puede hacernos?...”

¿Cuál era la fidedigna?
Las preguntas y respuestas dobladas, de cada acontecimiento histórico, ¿le habían dañado el cerebro?
Pero si estaba loco, ¿cómo podía razonar su propia demencia?
El amanecer sorprendía con su débil claridad los pinares medinenses, en el despacho de Villa Josefa, la tenue luz que se filtraba por la ventana de techo, no competía con la nítida claridad de los halógenos vigilantes toda la noche.
La habitación destinada a santuario del Mulá, había pasado una mala noche, el único inquilino permitido entre sus paredes, descargó con saña su furor interno contra todos los elementos que la formaban, solo respetó a su aliada: la televisión.
Lo demás acogía marcas de su cólera.
Él, ahora, gastada la primitiva energía, desmadejado y desnudo, estaba sentado en el sillón principal, no daba muestras de vida ni de muerte, apenas, tiritaban sus músculos de ira marcándose en sus ojos la furia de la noche.
Los muebles enseñaban los cortes y rozaduras, con forma de cruz o de media luna, practicados con el abrecartas que yacía en el suelo, torcido y despuntado.
 Las paredes presentaban desollones y rayajos por la misma causa... en un rincón, la ropa del Mulá, abandonada a medio quemar, después de arder en una hoguera controlada desde la enajenación.
Por momentos, la culpabilidad propia, quedaba enmascarada por una insana locura que le absolvía de todo, al rato, otra vez veía clara su maldad, cimentada en el egoísmo de ser él, el artífice de la unión de dos culturas, dos religiones bajo el mismo dios, y él, Abul el Mulá, su mesías, su profeta, inequívocamente su redentor.
La trama urdida en España, la puerta de occidente, no tenía fisuras, cientos de seguidores repartidos en todas las plazas españolas, actuaban como repetidores de señal, ecos fieles de los mensajes emitidos por televisión, por su propio canal, con sus propias consignas.
Llegarían hasta donde él mandara y, a la vez, nadie conocería sus propósitos hasta que él, el Mulá, lo decidiese, para entonces tendría todo un país a sus pies y una civilización en sus manos.
¡Que idiota! ¡Que imbécil!
Desde que puso en marcha la Obra, todas las casualidades, todas las coincidencias, eran supervisadas por el verdadero hijo del gobernador, Jacobo Dávila.
¿Y él?, Abul, el Mulá. El elegido de dios, convencido que la divina providencia guiaba sus pasos. Él que se creyó un ser supremo, no era más que un bobo hombre de paja para interés de otros, de los de siempre.
Su dedo índice presionó el botón del mando del televisor.
Los ojos, desorbitados, le provocaron dolor, inyectados en sangre, ¡ojala! Distorsionaran su visión.
Imágenes captadas por un aficionado, mostraban la plaza mayor de Medina del Campo, diseminados aquí y allá, decenas de cuerpos aplastados, asfixiados por una estampida humana provocada tras el estallido de una bomba...
¡No era ningún dios!
¡Era el mismísimo diablo!
La mano derecha de Abul, apoyó el cañón de la pistola en su sien y disparó. 
La televisión siguió cumpliendo su cometido, informando, trasmitiendo... provocando el efecto eco.
Dando la señal de partida en decenas de capitales, centenas de pueblos.
Cientos de cinturones en cientos de plazas, detonándose a la vez, siguiendo la pauta marcada por el dañado cerebro del triste, viejo y cobarde que yacía muerto sobre la tarima de la casona medinense.
Seguro que si existe el alma, el del Mulá, ya sosegado, se preguntaría:
¿Es esto lo que yo buscaba o era esto lo que otros querían?
La respuesta quedaría en el aire del pinar, encima de de las copas de los árboles. A medio camino entre el cielo y la tierra. Lejos de los dioses y fuera del entendimiento de los hombres.

fragmento XLVIII

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¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: LA CONTRASEÑA DEL ECO FRAGMENTO XXXVIII Cuando las ruedas de la silla de León asomaron en la puerta del despacho del Mulá, este le...

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: CORDERO DE DIOS II FRAGMENTO XXXVII Omar tenía seguro el siguiente paso, en el momento que la policía se diera cuenta que Gamal era un co...

domingo, 2 de octubre de 2011

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: EL CLAVO APAGADO FRAGMENTO XXXVI En el parking privado de los estudios del CANAL108 los ayudantes del inspector Alaguero trataban de int...

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¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: ¿CÍNICOS? FRAGMENTO XXXV El teléfono del Mulá había vibrado durante el recorrido hacia su despacho, el azogue que sentía y la rapidez con l...

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¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: ¿HEREDERO II? FRAGMENTO XXXIV - ¡Que ilusos! Ahora que tenía a la gente en el bote, cortan la entrevista, como se nota la falta de profes...

jueves, 29 de septiembre de 2011

los nudos del hambre


LA EXPLOSIÓN

FRAGMENTO XLVII

El coche había sobrepasado ya las primeras calles del pueblo, la niebla y el frío tomaban los cristales, la calefacción y la ropa de abrigo, hacían sudar al Moro.
Justo salir del pequeño paso subterráneo que salvaba la línea ferroviaria, cuando desembocaba frente al templo cristiano que vigila el puente que lleva su nombre, encontró la retención, varios automóviles eran parados y desviados hacia otra entrada alternativa por la policía, los agentes explicaban a los coches anteriores los pormenores y Omar se dispuso a esperar su turno.
Gotas de humanos que se unen y se dispersan, como las que se forman en el cristal un día de lluvia: de la nada surgen goterones, estos se transforman en regueros, que desembocan en otros goterones, aún más grandes, para que súbitamente, vuelvan a convertirse en unos regueros mayores, y así, sucesivamente.
Algo similar a una cencellada, daba una extraña belleza a la imagen, bajo un áurea cristalino y refulgente, siluetas andantes envueltas en abrigos, caminantes anónimos resguardados bajo tabardos, parkas, pellizas, mantas...
Protegidos, tapados los oscuros peregrinos, que espontáneamente ocupaban un lugar en la cola, una fila al final de la cual encontrarían, dignidad, comprensión, igualdad, integración.
Los ojos de Omar repararon en alguien en singular, un bulto, una persona rompía el caos ordenado de humanos y, tal vez perdido, descentrado, ocupaba el centro del puente, miraba la muchedumbre que abocaba de la calle principal y, desconcertado, giraba sobre si mismo, buscando orientarse.
 La faz del personaje se mostró difuminada a la luz de las farolas, el vaho acumulado no permitía al Moro reconocer la cara asombrada de Alfred.
 Con la bocamanga de su tres cuartos, Omar, abrió un circulo en el parabrisas:
- ¡Cabrón! ¡Es el espía!
Empujó la puerta del coche, con grandes zancadas descompensadas, corrió para atraparlo, su mente circulaba aún más aprisa.
“¡Maldito traidor! El Mulá no merece esto, ni Gamal, ni Fausta, ni ninguno de todos estos desgraciados lo merece”
Los brevísimos instantes, en los cuales, los dos hombres cruzaron la mirada, solo encontraron miedo.
Alfred Larsson en un acto reflejo, venció su cuerpo al lado opuesto del ataque de la bestia, Omar atenazó, firmemente con sus manazas, los hombros de su adversario, paralizándolo, adosados ambos, comenzaron un baile de improperios y blasfemias, una danza letal que apenas duró unos segundos.
Por un momento, tal que iluminados en un macabro escenario por un cañón de luz, se encontraron solos, rodeados de gente pero, como toda su vida, solos, conociendo ambos, que iban a morir en la más patética de las soledades.
Mientras Omar, con el antebrazo, trababa el cuello de Alfred, su mano izquierda presionó el detonador del cinturón...
Un par de corazones explotaron por los aires, dos seres baratos cercenaron su existencia...
Un fogonazo, un estruendo seco que colmó de silencio las calles...
Dos cuerpos, mutilados y muertos.
El mundo se detuvo en Medina del Campo.
Vertiginosamente después:
Alaridos, carreras, llantos...
Un enjambre de personas gritando, volvía sobre sus pasos, ciegos de pánico chocaban, pisaban, empujaban, derribaban a otro avispero humano, que buscaban su escape de igual forma.
Chillidos, golpes, atropellos...
Apenas diez minutos después de la detonación, las calles estaban vacías, ocupadas por cadáveres dispersos, recogidos sobre si mismos cual ovillos, tirados en los lados de la calle, pateados, abandonados sin vida...
Seguramente, cuando los nervios sean menos, cuando la pena venza al terror, cuando la desesperación por la perdida de seres queridos, haga volver a las personas necesitadas de esperanza, haga volver a las otras, aquellas encargadas de restaurar el orden...
Entonces se podrán contar los muertos, dos por la bomba, decenas por el pavor.

fragmento XLVII

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¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: EL ESPECTÁCULO DEBE CONTINUAR FRAGMENTO XXXIII El carrusel de empresas publicitándose de manera original y responsable tuvo que alargarse...

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¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: CORDERO DE DIOS FRAGMENTO XXXII A las veintidós y siete minutos, en la gloria, habilitada como salón, tres pares de ojos taladraban la pa...

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¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: EL CLAVO ARDIENDO FRAGMENTO XXXI La nerviosa calma que pululaba en las oficinas de la Inteligencia española, servía para centrar a sus ...

domingo, 25 de septiembre de 2011

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: EL CABO DESGAJADO FRAGMENTO XXX La mañana siguiente de la ajetreada cena en Medina del Campo, había instalada, en la casona, una desconf...

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¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: EL CABO SUELTO FRAGMENTO XXIX La mañana del tercer día de las concentraciones amaneció menos fría, parecía mentira, pero las plazas iban ...

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre: ¿HEREDERO? FRAGMENTO XXVIII Los ojos de León se retaron con los del Mulá Abul... ¿qué hay de verdad en esto? Fausta y Fátima se retira...

jueves, 22 de septiembre de 2011

los nudos del hambre

LA ESPOLETA

FRAGMENTO XLVI 

La noche medinense recibía por dos de sus entradas la mecha y el fósforo.
La carretera de Salamanca, que llevaría a Fausta y sus leales a Portugal desde donde iniciarían una nueva vida, conducía inexorablemente y al contrario, los pasos de Alfred Larsson al Puente de San Miguel, acompañado y retardado por la fila humana, cada vez más densa, que se iba formando con las pequeñas sumas de caminantes procedentes de los pueblos cercanos, ganaba metros y perdía tiempo, lo que él quería, era confundirse en el maremagno que soñaba se hubiese convertido la plaza mayor del pueblo, una vez allí, esperaría acontecimientos.
La prisa por integrarse y camuflarse en la masa humana estorbada por la parsimonia alineante del gentío, le estaban haciendo perder los nervios.
Abandonó la fila, formada ya en las aceras que escoltaban la antigua travesía de la nacional seis, la carretera de Madrid.
Separándose, quedándose solo en la calzada, justo en medio del puente, a su izquierda la iglesia de San Miguel, vigía de la entrada y salida en la villa del río Zapardiel, a su derecha la calle Padilla, principal bocana de la Plaza Mayor de la Hispanidad.
Asombrado, observó la riada de gente que colmaba la calle, transitando en dirección contraria a sus intenciones ¡imposible mezclarse en una amalgama inversa a tu destino!
¡De pronto! Atisbó tras él una silueta que corría, alguien conocido, que no reconocido.
La forma humana concretaba rasgos a medida que se aproximaba ¿quien era?
Su cerebro le urgía:
¡Corre, huye! ¿Hacia donde? ¿De quien? Sus piernas tampoco respondían, a un metro... lo vio.
- ¡Omar!

fragmento XLVI

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domingo, 18 de septiembre de 2011

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jueves, 15 de septiembre de 2011

los nudos del hambre

LA HUIDA III


FRAGMENTO XLV






El testimonio de Fausta puso de luto el ánimo de Abul, por primera vez en toda su existencia tenía la sensación de haber sido utilizado, aunque llegados a este punto, el Mulá se preguntaba si toda su existencia no habría sido una simple farsa para lucro de otros.

Cabizbajo y derrotado, hundido en el sillón, ya no prestaba atención a nadie de los que le rodeaban.
Por enésima vez, su tía, le preguntó al tiempo que le obligaba a mirarla levantándole la cara con una carantoña.
- Abul ¿nos vamos ya? No podemos esperar eternamente.
Fausta, ante la sorpresa general, era la dueña de la situación y había tomado las riendas del pequeño grupo, convirtiéndose en su líder sin oposición. La decisión de abandonar la casona con destino a Portugal, fue establecida con tal naturalidad, que a todos pareció lógica, enseguida se pusieron a trabajar en ella: el automóvil y los enseres necesarios para el viaje fueron preparados con prontitud ¡necesitaban hacer algo!
Todos ellos estaban ansiosos en coger actividad y abandonar así la tensa atmósfera que soportaba la antigua gloria ¡todos ellos! Excepto uno.
- Abul ¡eres necesario! Serás muy útil.- la monja forzaba un penúltimo intento.- Yo todavía creo en ti.
La callada por respuesta. Abul no oía, el Mulá rumiaba su derrota, Fausta, con un ademán, mandó salir a los jóvenes, y habló a Fátima.
- Ir arrancando el coche ¡qué se entone el ambiente, fuera está helando! Enseguida salgo.
Unos ojos de asesinos a punto de saltar de sus cuencas, rastrearon a los que salían, después giraron para fusilar a Fausta. Volvieron a caer concentrados en el suelo, mirando sin ver nada. Del otrora poderoso Mulá Abul, no quedaba nada.
La mano de ella se apoyó en el hombro del Mulá, este, mecánicamente, con una parsimonia que infundía terror, giró la cabeza, entreabrió los labios escupiendo en la cara de su tía, ella sobresaltándose, retrocedió un paso, el Mulá se incorporó sacando una pistola para enfocarla directamente al pecho, claramente enfocando el cañón del arma al corazón de la mujer, dejó que transcurrieran unos segundos eternos, mirándola de arriba abajo:
- ¡Vete a la puta mierda!
Bajó el arma, se dio la vuelta y abandonó la estancia.
Como un autómata, Fausta salió, montó en el coche sin mirar atrás y sin decir nada.
Los cuatro ocupantes del vehículo quedaron mudos, nadie osaba hablar, unos esperaban alguna explicación de lo que había pasado dentro, la otra, contrariada, parecía reacia a cualquier aclaración, solo se oía la respiración agitada de la monja, algo debería ocurrir y no terminaba de suceder,
Finalmente, tras un sonoro suspiro de Fausta, ordenó.
- ¡Arranca! La yegua que por su gusto corre, no malpare.

fragmento XLV




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domingo, 11 de septiembre de 2011

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jueves, 8 de septiembre de 2011

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LA HUIDA  II


FRAGMENTO XLIV

No estaba siendo monótono el viaje de regreso para Omar, triste y melancólico si, pero no aburrido.
Durante todo el trayecto su cabeza rememoraba una y otra vez mil secuencias vividas, mil vivencias pasadas.
Había preferido no escuchar las noticias y no conectó ni una sola vez el aparato de radio del coche. Actuó como la situación requería:
No circuló por autovía, ya que en el hipotético caso de una persecución, la pista se hubiera convertido en una cárcel, extremadamente alargada, pero, un callejón sin escapatoria de igual modo.
Transitó por carreteras secundarias siempre que pudo, moderó la velocidad e intentó, consiguiéndolo, no efectuar movimientos bruscos o extraños para no llamar la atención de las pocas unidades policiales que encontró en su recorrido.
Una sola vez detuvo el coche, aprovechó una zona apartada del parking de una gasolinera, se afeitó totalmente la barba, que le acompañaba desde que San Juan bajó el dedo, y luego, con un aspecto radicalmente mutado, accedió a los surtidores donde llenó el deposito y continuó con su viaje.
Tomó todas las precauciones obvias pero, si estas hubieran fallado... siempre disponía del cinturón.
Alguna vez, cuando notaba la leve presión que ejercía sobre su pecho, evocando a Gamal, musitaba:
“Si Dios quiere, pronto estaré contigo”
La carretera que le llevaba a Olmedo aparecía moteada de hatos de personas, parecían familias, con la misma dirección que él, bastante distanciados entre sí, no llevaban ningún tipo de orden, de vez en cuando, Omar los miraba y se apiadaba de ellos.
“Si yo no se que cojones hago ¿Que coño hacéis vosotros?”
Entró en la Villa del Caballero, buscó la señal informativa que le pusiese en el camino y, encontrada, enfiló su destino final.

MEDINA DEL CAMPO
20 Km.

fragmento XLIV

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