jueves, 16 de junio de 2011

los nudos del hambre

CORDERO DE DIOS
 FRAGMENTO XXXII

A las veintidós y siete minutos, en la gloria, habilitada como salón, tres pares de ojos taladraban la pantalla del televisor, mientras en un sofá de piel, ubicado en la misma habitación pero apartado del ambiente televisivo, las dos mujeres de la casa, mataban el tiempo enfrascadas en una competida partida de ajedrez, ó al menos eso parecía.
Como siempre, bajo ç orden, disfrazada de persuasión, el Mulá Abul concentró los peones elegidos en la parte del tablero adecuado.
A su derecha León y en la contraria Stanley, escucharon primero los loores dedicados del Mulá, tanto a Ismail como a Gamal, para luego sumergirse en un programa dedicado en exclusiva al hermano de Samuel.
Ismail condujo magistralmente la breve biografía del entrevistado, proporcionando la pausa y el ritmo necesario para enganchar al espectador, pero no solo realizó esto, le dio el carácter y el brío justo, para convertirle en el mesías esperado por los ansiosos de las calles. Exactamente en el momento que la masa parecía descorazonada, asoma por primera vez alguien que les llama héroes, que les tilda de colosos del coraje, que apuesta por ellos y, aun mas, les anuncia la llegada de un caudillo al que seguir, de un adalid que marcará las condiciones para la victoria...
Mezclando imágenes actuales con retratos antiguos, algunos incluso trucados, presenta a Gamal Said como un luchador contra la falsa sociedad, enfrentándose a clérigos islámicos, comandando manifestaciones contra excesos occidentales, encadenado al muro vergonzante que separa Palestina de Israel, protestando a tres metros del presidente americano...
Después, sobre una película formada con las anécdotas que más tocan la fibra humana, recogidas y escogidas, entre los kilómetros de película grabados en las plazas de España. Encuadraban su cara o la de Ismail, dependiendo quien tuviera la palabra, forzaban un repaso al mundo insolidario en el que vivimos todos, amarrándose a los datos, ciertos, pero mas escabrosos, escupiendo a través de las ondas, la mierda que hunde a los poderosos, esa misma mierda que carga de razón a los débiles.
- ¿Por que queréis engañarnos diciendo que no hay comida para todos? Vosotros sabéis que solo con los artículos de primera necesidad que dejáis caducar en occidente ¡estaría resuelto el problema del hambre en todo el planeta!
A esta andanada verbal de Gamal, le seguían imágenes de niños inmigrantes en los contenedores de basura, rebuscando entre nuestra porquería su alimento.
A continuación Ismail le ponía sobre la pista de las religiones y la voz de la conciencia representada por Gamal exponía:
- ¿Que religión sigo? Algunas ramas del cristianismo prefieren ver morir a su bebe que admitir una simple transfusión de sangre, otras, prefieren que el SIDA siga propagándose, antes de admitir que usar un condón, aunque solo sea en África, no es pecado. Y que decir del otro lado... los talibanes, supuestamente estudiantes del Coran ¡qué nos pueden solucionar alguien capaz de prohibir a sus hijos jugar con una cometa! Hablan y no se cansan de erradicar la pobreza, sin embargo... Escoge cualquier templo de cualquier religión mayoritaria ¡opulencia! Por los cuatro costados abundancia.

Ahora la ventana de la denuncia en que se habían convertido los televisores españoles enseñaban vergonzantes, iglesias, mezquitas, sinagogas, toda clase de templos donde los materiales preciosos insultasen con su maldita hartura la conciencia de los televidentes.
La melosa voz de Ismail itera la pregunta para dar la opción justa a Gamal.
- ¿Cuál es tu dios? ¿Cuál tu ideología?
- Mis ideales son los seres humanos, mi utopía es un mundo solidario donde las necesidades sean de todos y las fortunas también. Mi dios es el mismo que el tuyo, igual que el de Moisés, el mismo que anunció Jesús, es idéntico al de Mahoma y busca la concordia entre los hombres que dictan los budistas o cualquiera que mire en su interior y descubra el Dios en singular que tenemos cada uno. Mi dios y mis ideas son los mismos, y aunque hoy puedan parecer irreales, son las únicas que permitirán al globo seguir dando vueltas alrededor del sol. ¡Vamos a por ello!
La cara de Gamal ocupó toda la pantalla, la voz insufló el espacio.
Un grito sordo y ahogado escapó de todas las gargantas maltratadas en la intemperie española, incluso, muchos hogares se unieron al clamor.
La dicción quedaba a cargo de Ismail.
El primer plano del presentador árabe había sido estudiado por los cámaras un millón de veces, ahora su voz fue grave, denotando la importancia de lo que iba a decir.
- El señor Gamal, no puedo ocultar las simpatías que está despertando en mi persona, volverá dentro de unos instantes para comentarnos temas como el comercio de armas, drogas, personas... Enseguida volvemos.
Dentro del estudio de televisión el encargado de cotejar las audiencias, aprovecha el receso, para dirigirse a Ismail.
- Solamente los peces del mar no siguen el programa ¡los que estén metidos en peceras, están pegados de morros al cristal y no pierden detalle!
Ismail no respondió pero envió una sonrisa de complicidad a su secreto amigo, Gamal, este pregunto.
- ¿Que tal va?
- ¡Genial!
Fue la respuesta del presentador que ahora observó a los demás invitados, diciéndose que hoy no tendrían la oportunidad de darse a conocer, entre ellos estaba Omar, con un turbante negro propio de los talibán afganos, sabía por que estaba allí ¡código letal!
“¡Ojala no tenga que actuar!”
El ujier colocó sendos vasos de agua para presentador y presentado, una voz avisó.
- ¡Estamos en el aire en cincuenta segundos!
- Tranquilo y sigue igual.
Las palabras de Ismail buscaba animar a su antes casi hermano, cuando en el estudio comenzaron a entrar hombres trajeados, a los cuales solo les faltaba llevar tatuada en la frente la placa de policía.
- ¡Atención, seguimos en publicidad! ¿Pero quien ostias son ustedes?
La voz anterior mostró todo el fastidio y la sorpresa que sintieron todos los presentes.
El tal Alaguero habló alto a la vez que mostraba su placa.
- ¡Tranquilos todos! ¡No pasa nada! Somos de la policía judicial y tenemos que hacer unas comprobaciones.
El extenso equipo del programa, al igual, que los invitados y publico quedaron quietos, mudos, sin saber muy bien a que atenerse.

Solo tres personas cruzaron sus miradas, una de ellas, muy tranquila, introdujo su mano en el bolso interior de la chaqueta sacando entre sus dedos una cápsula roja, la depositó en su lengua, alzó el vaso de agua apurando de un trago el liquido.
Clavó sus ojos negros reflejándolos en los verdes de Ismail.
- Si me buscáis a mí, estoy listo.
Las tímidas protestas de los responsables del canal solo sirvieron para crear confusión entre policías, invitados y público, lo único efectivo fue la dosis de algún veneno químico que Gamal ingirió.
La policía le acompañó muy amablemente, abandonaron los estudios, no sospechando que al profeta, le quedaban menos de quince minutos de vida.
Ismail siguió con su mirada, impávido, la salida de su entrevistado, por un momento giró su vista buscando a Omar, este ya no estaba, volvió su cara para ver por última vez a Dimas, y a la vez que lagrimas internas anegaban sus ojos, desde su corazón, por la ruta del silencio le envió su ternura.
- maa Asalama Sahibi. Adiós mi querido amigo.
Omar, contuvo el aliento, ya fuera del plató, en un recodo de la calle trasera y desierta de los estudios, se sintió aliviado, simultáneamente, por primera vez desde que unió su vida al Mula, le embargó el mismo sentimiento que aquella noche en Tánger, dobló y guardo el turbante negro entre sus ropas, volvió a poner el seguro a su pistola y entró en el coche para alejarse, a ser posible, también de su dolor.
fragmento XXXII
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