jueves, 28 de abril de 2011

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

¿Y yo que se ?: los nudos del hambre

los nudos del hambre

EL ILUMINADO II
 FRAGMENTO XXV

Fausta desde la cocina había visto el trajín de los tres hombres, sin decir nada a Fátima, escogió el momento que vio encaminarse al Mulá hacia la casa para salir a su encuentro. Le notó tenso pero contento, solapándose en un encuentro casual le abordó.
- ¿Qué dice mi sobrino? ¿No hace un poco de relente para tomar el aire?
El Mulá la sonrió, cogiéndola por el brazo se pusieron a caminar juntos, dirigiéndola al caminillo que sorteaba la casa, para desembocar en los caminos parcelarios que atravesaban los pinares de la parte posterior, cuanto la senda comenzó a ensancharse, ellos entraron en el pinar.
Paseaban despacio, recreándose en el sonido de la tamuja aplastada por sus zapatos contra la fría tierra, ninguno pronunciaba palabra alguna, sintiéndose contentos de estar en compañía del otro, la tarde iba cayendo, el sol en esta época enviaba sus rayos menguados y no tardaría en esconderse, dejando sitio al hielo.
- ¿Qué quieres saber?
El Mulá la preguntó como quien acaricia a un niño, deseaba responder a sus preguntas, necesitaba explicar a su aliada más incondicional que tenía al mundo contra las cuerdas, que sin pegar un solo tiro estaba realizando el acto terrorista más grande de todos los tiempos, quería decirla los motivos de su rebelión, instruirla sobre los pasos a seguir...
¡Eso era imposible!
Él mejor que nadie sabía que la situación no tenía vuelta atrás, una vez cumplidas las etapas previstas, nada podría volver a ser igual, seguramente habría muertos... muchos... dependía del grado de hipocresía del gobierno, cuanto antes actuara... menos sacrificados, pero si como el pensaba marearían la perdiz de unos a otros… cuando quisieran actuar, el mar tendría diques y el campo puertas cerradas.
El gobierno meditaría muy bien sus pasos ¿cómo disolver una manifestación de cientos de miles de personas pacíficamente? ¿Como hacerlo delante de cientos de decenas de cámaras de video? Un océano de personas, entre las cuales se encuentran ¡mujeres y ancianos! Y sobre todo... ¡niños!
Dentro del país, la popularidad del gobierno español estaba cayendo rápidamente por culpa de la entrada de inmigrantes sin papeles, por todas y cada una de las fronteras, existían agujeros por donde los desheredados del hambre buscaban una oportunidad, fuera de España, a pesar de la solidaridad moral de otras naciones occidentales, la presión a la que era sometido el gabinete español era brutal, por un lado nadie quería la entrada de los excluidos, pero por otro, nadie daba con la solución, políticamente correcta, para detener su entrada.
Fuerzas de la oposición, grupos religiosos, organizaciones gubernamentales o no, presionaban en la misma dirección, sin que ninguno de ellos “pusiera el cascabel al gato”.
Mientras tanto el globo en que se había convertido el estado español crecía y crecía, hinchándose cada vez más y amenazando con estallar.
Abul, el Mulá era el encargado de practicar la detonación, el big bang que daría inicio a un nuevo mundo... y, además, retransmitido.   
- Puedes preguntar, tú si que lo vas a entender.
Fausta no quería preguntar, no deseaba saber
- Abul... Si tu crees que está bien... Yo también.
Nuevamente el eco del sentimiento acallaba todos los ruidos del pinar castellano, la quietud de la naturaleza en esas fechas, era realzada por el silencio renovado de la insólita pareja, el astro se escondía adivinando la entrada de la noche, y perezoso, emitía sus postreros rayos... la sombra aterrizaba para ocultar los errores, los dislates, pero a su vez cubría las esperanzas y los consuelos...
Abul apretó con su brazo los hombros de Fausta.
fragmento XXV


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