jueves, 30 de agosto de 2012

RELATOS DEL VIENTO

RECICLADO
VIDAS DIVERSAS


Uno cuando nace, se crea ciertas expectativas.
Yo, como todos, no elegí el lugar del arraigo, simplemente ahí cayó mi semilla y ahí, germinó. Crecí fuerte, robusto, frondoso. Acogí numerosos nidos, serví de atalaya para cientos de predadores, oculté a miles de víctimas hasta que un día; una sierra mecánica en las manos de un leñador —mi casual verdugo— me convirtió en malhadado del progreso al   sesgar mi "primera" vida.
Todo tiene una fácil explicación; el lugar que había elegido el viento para depositar mi germen, —¡vaya usted a saber por qué!— coincidía con el sitio exacto que ocuparía la salita de uno de los lindos chalecitos adosados que un afamado constructor se disponía a edificar.
Uno cuando muere, se crea ciertas expectativas.
Yo, como todos, no quería acabar en el fuego purificador, por muy bucólico que suene aquello de servir para calentar una humilde morada o para asar un riquísimo chuletón.
Yo, a diferencia de todos, ya que era muerto, soñaba con convertirme en papel.
Serviría para albergar románticas o sonrojantes cartas de amores adolescentes, ilusionantes, heroicos y  atrevidos manifiestos utópicos en pro de la libertad de los pueblos; tal vez páginas poéticas de magníficos libros... ¡divagaba!
No quería ni plantearme que siendo tan solo, un triste papel, también podrían utilizarme como notificación de despido, multa de tráfico o página necrológica de cualquier diario, aunque, si fuera así... siempre me quedaría el purgatorio del reciclaje.
Convertido en esta nueva materia esperé, no mucho, en unas naves inmensas mi nuevo destino, por fin, una mañana me subieron en un camión para llevarme  a una imprenta. Era época de elecciones.
¡No quería ser cartel! No me atraía la idea de llevar estampado la foto de un "menda" que pedía la confianza de los votantes basándose en su honradez, y luego resultara ser un "carota” de los que tanto abundan en ese ecosistema. Tuve suerte, o eso pensé, me convirtieron en papeleta de votación. Ahora en mí, alguien iba a depositar sus esperanzas o sus sueños, o pudiera ser que sus convicciones. Yo iba a ser  el vínculo material entre el ciudadano en singular, y su único y gran favorecido  representante democrático. ¿Pero? como soy mucho de pensar, me asaltó a la mente: ¿Y si soy una papeleta de los partidos mayoritarios? Solo seré uno más entre la manada… ¿Y si me convierto en un pasaporte para la traición? Quiero decir, soy uno de esos pocos votos que aupan al "jeta" del cartel para convertirse en la bisagra de cualquier apaño, y así formar un gobierno que le beneficie solo a él mismo… ¡Porqué coño pensaré tanto!
Ahora en la urna, espero con impaciencia el reciclado y que, seguro que con mi suerte, acabaré convertido en papel higiénico, y como todos pensáis: hasta arriba de mierda.
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fecarsanto 2012
Bajo seudónimo de
simón teNplas



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