jueves, 14 de julio de 2011

los nudos del hambre


EL CLAVO APAGADO

FRAGMENTO XXXVI

En el parking privado de los estudios del CANAL108 los ayudantes del inspector Alaguero trataban de introducir una persona inerte en el vehículo oficial, el presunto detenido había sufrido un desmayo en el ascensor que los transportaba al garaje, el inspector, experto en detenciones solapadas, optó por ocultarse en el automóvil, dejando la reanimación del sospechoso para mas tarde, a salvo ya de las cámaras de prensa, camino del cuartel general de inteligencia.
- ¡Inspector! Me temo que este hombre ha “palmao”.
La indiferencia con que pronunció la frase uno de sus hombres, acostumbrado a mas de un caso, no rebajó en nada el impacto que el inspector Alaguero sufrió.
- ¡Imbéciles!- bramó a la vez que saltaba al asiento posterior y golpeaba, literalmente, el corazón parado de Gamal.- ¡Imbéciles!
En cuestión de segundos, todos los ocupantes del coche, excepto el conductor que volaba hacia su meta, se desesperaban tratando de reanimar el cuerpo exánime, golpes, masajes, incluso varios intentos inútiles boca a boca soñando reparar unos pulmones muertos...
Sudando copiosamente, asomando en sus fosas nasales unos mocos mal contenidos, El inspector Alaguero se rindió, allí tirada estaba su gloria, su ascenso, su prometedora carrera yacía muerta en el asiento de cuero de la parte de atrás de un coche oficial, ¿o no?
Se limpió los fluidos de la cara con la bocamanga, mientras marcaba su teléfono dedicó un último saludo al cadáver.
- ¡Moro cabrón! ¡Lastima de bala en el paladar!
fragmento XXXVI

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