domingo, 12 de diciembre de 2010

los nudos del hambre

EL INICIO

Fragmento VII

Con la muerte del Emir, algunas de sus empresas pasaron a su propiedad, el abuelo árabe pensó en su nieto medio cristiano. No pudo cederle favores políticos, pero, en los económicos, se excedió. Ni él, ni los nietos de sus nietos, necesitarían trabajar para llevar una vida opulenta.
Abul, se encontraba en Amman, la muerte del Emir... si, le había molestado, si esa era la palabra, molestar, no lo sentía, el roce hace el cariño, y entre él y sus abuelos, en plural, siempre corría una gran cantidad de aire.
“Cualquier rato, me avisarán del Gobernador, él, como antes el Emir, está pidiendo tierra a gritos”
Aprovechando su salida de tierras afganas, estaba preparando algunas cosas: medicinas, material quirúrgico y algunos enseres más, que luego, sabía por experiencia, le iban a hacer falta.
 Pensaba volver al frente ya, en pocos días.
Esa noche, no podía conciliar el sueño, tumbado en un sofá, llevaba al menos, tres horas en un estado semi-inconsciente, como en trance, hablando a su conciencia:
“Lo más fácil en esta vida es llevarnos bien. ¿Por qué lo complicamos? Cada día tengo mas claro que todos los pueblos, en su momento, recibieron el mismo mensaje.
Unos ni tan siquiera lo escucharon, otros, los peores, lo interpretaron como a ellos les convino. ¿Acaso los cristianos obran según las enseñanzas de Jesús? ¿Y Mahoma?, ¿Estaría de acuerdo con sus actuales seguidores? Incluso los pensadores modernos, ¿qué diría Marx de los países llamados socialistas?
Todos sabemos la solución, ¿no hay nadie que se atreva a decirlo? ¡Decirlo es muy fácil! ¡Todos somos iguales, todos somos hermanos!, Todas las religiones, todos los pensamientos inteligentes de cualquier ser humano, nos llevan en la misma dirección. ¿Por qué? ¿Por qué nos empeñamos en destruirnos? ¡Que fácil es decirlo!
Si, mas no basta con decirlo, no, es mejor no decirlo, ¡hay que actuar! Hay que aprovechar la coyuntura montada.
 Para cambiar el mundo, necesito soldados.
 No, no soldados con fusil, soldados con ideas, guerreros con esperanza, sicarios del amor.”
Abul, en lo más recóndito de su corazón, todavía sin matizar, tenía un plan, un plan para comenzar muy pronto su Obra.
Mientras soñaba, se rozaba repetidamente... ligeramente... las puntas de las uñas de los dedos pulgar y anular, alguien le dijo que hacer esto, hacia que tus deseos se cumpliesen, ¡por sí acaso!
Sonó su móvil.
El repetitivo son le hizo volver, alargo su mano, y a tientas buscó el aparato. En el luminoso, pudo leer:

GOBERNADOR
 
 -  Abuelo, buenas noches, ¿a qué se debe su llamada?- extrañado, preguntó.
En el otro lado, le respondió una voz débil, apagada, triste.
-  Hijo, no sé dónde estás, tengo que verte... ¡esto se acaba!, necesito verte
- Abuelo, ¿está usted bien? Tranquilícese, cuénteme. ¿Qué le pasa?
- Mira hijo, lo que tengo que decirte, no se dice por teléfono.- la voz del gobernador, cada vez, se oía mas clara.- Quiero que vengas ahora.
- Abuelo, no se preocupe, la semana que viene...
- No se como coño tengo que decírtelo. Ahora.
El teléfono se cortó, su abuelo le había colgado. Abul, estaba desconcertado, no por que le colgara el teléfono, ni por el tono final de la conversación, justamente, por todo lo contrario, por el inicio de la llamada. Poquísimas veces tenía el honor de hablar con su abuelo, ¡para qué engañarse! Una vez al año, por navidad.
Pero, los rasgos de amargura y decaimiento notados al descolgar...
Presionó la tecla de rellamada...
- ¿Abuelo?
- ¿Qué parte es la que no has entendido?
La respuesta fría del Gobernador, robó el mínimo sentimiento de culpa  que pudiera haber albergado, dolido, intentó de nuevo establecer una conversación:
- Abuelo, no se preocupe, el próximo avión que salga para Madrid, es el mío.
- Me alegro, es lo que debes de hacer.
 Le volvió a colgar el teléfono, Abul no daba crédito:
” No tenía necesidad de ser tan “capullo”, pero... este si, este si era el Gobernador.”
Recordó con una media sonrisa
Se dispuso a preparar su valija, contaba con un sin fin de empleados, pero su maleta, siempre la disponía él.
 - Debería llamar a Madrid, necesitaba un coche, antes hay que llamar al aeropuerto de Amman, voy a necesitar reserva, ¡bah!, Me sobran contactos. ¡Aya! Salgo para España en menos de una hora.

fragmentoVII



LOS NUDOS DEL HAMBRE puedes comprarlo (7.50€ +gsatos envio en www.lulu.com

INDICEhttp://fecarsanto.blogspot.com/p/los-nudos-del-hambre_02.html

No hay comentarios: